Isla Granito de Oro, en el Parque Nacional Coiba |
Por Carlos Camarena Medina
Periodista
El 17 de diciembre de 1991 se creó el Parque Nacional Coiba, iniciativa que marcó el inicio del desmantelamiento penal que por décadas había funcionado ahí, y que garantizaba la conservación de sus ecosistemas, además de los primeros pasos para resguardar la biodiversidad, sin que ello significara encerrarlo en una bola de cristal.
Tras 17 años (26 años en 2017), ya desapareció el penal y se aprobó la Ley 44 de 2004, que reforzó la norma que creó la reserva, y permitió que la UNESCO la declarara como Patrimonio de la Humanidad.
La directora ejecutiva de ANCON, Alida Spadafora, dijo que la aprobación de la Ley 44 fue un triunfo del movimiento ambiental por ser Coiba un área de prioridad para la conservación, por mantener bosques naturales y vidas silvestres únicos en el país.
Agregó que la declaración de Coiba como patrimonio de la Humanidad fue importante ya que respalda y apoya internacionalmente los esfuerzos por conservar el parque, y ser referencia para la movilización de recursos nacionales e internacional.
La directora de la Fundación Marviva, Gabriela Etchelecu, consideró que esta designación confirió prestigio internacional a Coiba, lo que conlleva la enorme responsabilidad de cuidar el parque, tarea que no solo recae en la ANAM, sino que compete al gobierno entero y a Panamá como país.
Consideró que si se lleva a cabo un desarrollo turístico razonable, de bajo impacto y tomando en cuenta la sostenibilidad ambiental de la costa, Coiba podrá seguir siendo fuente de riqueza para la zona y para el país. Como área marina protegida, es un sitio de descanso y reproducción de especies marinas que rebalsan fuera del parque y que proveen el sustento a muchas personas.
Etchelecu precisó que en su estado natural Coiba es un imán irresistible para los turistas locales e internacionales. "Debemos asegurar, tal como lo indica su ley, que cualquier desarrollo turístico se lleve a cabo fuera del Parque. Esto protege la fuente y atractivo natural y al mismo tiempo brinda ingresos y trabajo a las comunidades costeras de la zona", destacó.
Para Spadafora, la integridad de Coiba sustentará el desarrollo turístico y pesquero de la región y, en ese sentido, ANCON ha promovido micro empresas en el área y planes municipales cuyo éxito dependerá de la debida protección y vigilancia del parque.
Añadió que si como país se logra implementar la Ley y el Plan de Manejo del parque "ganaremos todos, en especial el sector turístico y las investigaciones que se produzcan en Coiba, algunas de las cuales podrán redundar en descubrimiento de medicamentos de importancia global. El país podrá ser reconocido por la espectacular riqueza y belleza de ese Parque, único en el continente”.
Etchelecu dijo que si se cuida el parque y se aplican las medidas de conservación, se toma en cuenta la capacidad de carga, el Plan de Manejo y hay voluntad política, "el futuro de Coiba es brillante y seguirá siendo fuente de servicios ambientales invaluables como riqueza marina, oxígeno, agua, y fuentes económicas como pesca y turismo”.
La directora ejecutiva de ANCON considera que hay que hacer una inversión inicial para garantizar las facilidades que los turistas requieren, a fin de que el cobro de la entrada al parque sea directamente proporcional al servicio que se ofrece a los visitantes, para que a su vez, éstos se conviertan en entes multiplicadores.
Spadafora también recomienda invertir en investigación científica, promoción del turismo de bajo impacto, de micro empresas y pesca sostenible, a fin de mejorar la calidad de vida de las poblaciones aledañas de Veraguas y Chiriquí. Igualmente, hacer una inversión para hacer cumplir las reglas y normas que rigen el Parque.
Tales planteamientos son compartidos por Etchelecu, quien considera que la política y los intereses económicos de grupos de poder no deben intervenir en las decisiones que se tomen en torno al Parque.
Etchelecu y Spadafora calificaron de preocupante y negativa la eliminación del artículo 11 de la Ley 44 que eliminó un área de exclusión comprendida en el pacífico panameño, al norte del paralelo 06°30"0"", en la que se prohíbe el uso de redes de cerco para la pesca de atún, aparejos que afectan especies marinas del área, como peces de pico, delfines, cetáceos, tortugas y otros.
Spadafora advirtió que si se permite el uso de redes de cerco en esta zona se afectará a poblaciones de tortuga, delfines y picudos que son la base para el turismo y pesca deportiva de la región y que se da lugar también en el Parque Coiba; lo cual tendrá un efecto económico, social y ambiental negativo.
Por su parte, Etchelecu advirtió que este tipo de pesca acaba con muchas especies, además del atún, delfines, dorados, peces espada, tiburones, tortugas, y otros. También, afecta la migración de especies y balance ecológico del área.
Nota: (Este artículo fue publicado el 17 de diciembre de 2008 en los diarios La Estrella de Panamá (Página 11C) y El Siglo (Página 28), con el título Coiba: retos y desafíos 17 años después, y por considerarlo de interés, en torno al debate sobre posible desarrollo turístico en la parte insular, se modificó el título, destacando lo afirmado por la entonces directora ejecutiva de MarViva, Gabriela Etchelecu.
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