Por Carlos Camarena Medina
Periodista
El hecho de que haya figuras cuyas ejecutorias en el cargo que los electores le concedieron el honor de ocupar, se encargaron de hacer que la gente pierda la fe y la confianza en los políticos, no significa que la política sea mala. Hay personas que todos los días nos dicen que hay esperanza y que no todo se ha perdido.
Una certeza que se ratificó esta semana con la presencia en Panamá del expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quien a finales de año nos visita, en momentos que nuestro país se encuentra revuelto y mareado con el tufo de los políticos corruptos, que hacen toda clase de tramoyas para evadir la justicia, matizar la dureza de las penas, ya sea cantando, y, con los millones que robaron, pagando costosos abogados y otras cosas, logrando su libertad con millonarias fianzas, eso sí, asegurándose que de lo robado, le quede algo en sus cuentas bancarias.
O los que ya se han postulado a cargos de elección, como quien dice, buscando que el electorado le dé visto bueno a los pillos.
Y es que Pepe Mujica no ve la política como negocio, sino como un instrumento para servir a la población. El que ha sido bautizado como “el presidente más pobre del mundo” sale al paso y advierte “no lucho a favor de la pobreza, lucho a favor de la sobriedad, nada en demasía”.
Guerrillero, diputado, senador y ministro, Pepe Mujica ha sido el único guerrillero recibido en el Salón Oval de la Casa Blanca, y más allá de los apodos, seudónimos y motes que le han puesto desde que ocupó la presidencia de su país entre 2010 y 2015, prefiere que le digan “una estrella en la oscuridad”.
Para él, la libertad se ejerce cuando se puede gastar tiempo milagroso de la existencia en lo que a uno le gusta. “Considero que la vida es un milagro y que cada cual puede tener, y quiero conservar el mayor tiempo de mi vida a favor de gastarlo en lo que me gusta y me motiva”.
Quizá con resignación, Pepe Mujica acepta que le ha tocado vivir la “era consumista neuronal”, en la que las neuronas, el estrés y la angustias son las enfermedades que se acumulan en la sociedad actual.
La humanidad vive en una cultura subliminal en la que los medios, a través del marketing, infunden de la noche a la mañana qué decisiones tomar. “El dios verdadero no es mitológico, el dios verdadero de nuestros tiempos es el mercado”, destaca Pepe Mujica al describir una sociedad que se la pasa comprando cosas y cambiando cosas permanentemente, pensando que eso es salud humana. “No hago apología de la pobreza, hago apología de la sobriedad”, subraya.
Las victorias y derrotas son parte de la vida, en todos los órdenes de la vida se puede perder, un trabajo, un amor…“se puede perder un amor, pero nunca decir no al amor, porque de lo contrario, no vives”.
“A pesar de todos los pesares, la vida todavía es hermosa, y hay que defenderla, hay que cuidarla, nada de lo que hay por arriba de la tierra vale más que la vida”, reitera.
Reconoce que no se puede cambiar a la sociedad, pero se pueden cambiar conductas, “para que la sociedad no te lleve del hocico. La vida no es un negocio, la vida es un milagro”.
Sobre la democracia, reconoce la brillantez del exprimer ministro británico Winston Churchill, cuando dijo que la democracia es el peor sistema político, reconociendo sus limitaciones, pero defendiéndolo.
“La democracia es un progreso fantástico, porque nunca se reconoce perfecta ni mucho menos terminada”, precisa el expresidente uruguayo.
Pepe Mujica recordó su posición e ideología, pero señaló que “soy zurdo, pero no soy fanático, por encima de las posiciones políticas quiero a la humanidad”.
Aunque lo niegue, la política es una necesidad biológica del hombre. El hombre es un animal político, porque necesita de la política.
Considera que la vida de los humanos es una lucha entre el yo y el nosotros, una transición entre el yo y el nosotros, en la que sin el nosotros no vivimos. Bajo esa premisa, “si pensamos en la política para hacer plata, ahí estamos frito, se hipoteca el nosotros y se impone el yo”, señala.
A pesar de las críticas, la política hay que defenderla, porque sus defectos son productos del accionar humano. Lo único permanente y estable es el cambio y va a producir estrés y conflicto. La política va a seguir funcionando y siempre va haber conflicto, manifiesta Pepe Mujica.
“La igualdad es una meta utópica, que tal vez el hombre lo logre, tal vez, déjenme soñar y morir tranquilo”, afirmó Pepe Mujica ante una sala repleta.
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