¿Cuánto queremos a nuestra
Tierra?
Carlos Camarena Medina
Periodista
En 1990 hacía pininos como
periodista, y uno de mis primeros trabajos fue escribir artículos para ANCON.
Uno de los temas en el cual me involucré fue la celebración del Día de la
Tierra, con motivo de los 20 años de haberse establecido esa fecha.
Desde entonces marcó y se ha
convertido en un día de referencia para los ambientalistas y campanada para
reflexionar sobre nuestro entorno y lo que deberíamos hacer para conservar y
revertir el daño al planeta.
Hace algunos años cayó en mis
manos una revista “rosa” local, que contenía un artículo titulado “El
ecologismo radical”. En el mismo, se refierían de manera ligera al
ambientalismo como “eco-marxismo”, y se criticaba a los que se oponen a la
construcción de un teleférico en el cerro Ancón, echando mano de argumentos
huecos como el escrito mismo.
El problema es más serio que hace
26 años, pues no basta con decir que reforestando una hectárea de bosque vamos
a recuperar lo que se devastó.
Los científicos han corroborado
que tras una extensa deforestación, durante el período precolombino en el
Tikal, los bosques que aún se regeneran desde hace cerca de 800 años, revelan
más baja biodiversidad que la cubierta boscosa que nunca se tocó. Se trata de
una evidencia científica que demuestra que el valor de un bosque recuperado no
alcanza a ser igual al de uno primario.
Eso es más preocupante si miramos
cómo se ha deforestado el país. En los últimos 50 años se han talado más de 2.2
millones de hectáreas (29.6 del territorio nacional), según revela la ANAM (hoy
Ministerio de Ambiente). Y más preocupa por la biodiversidad que caracteriza al
país, con unas 1,300 a 1,900 plantas endémicas; además de 9 mil de las 234,500
especies de plantas superiores angiosperma que hay en el mundo; 180 de las 500
de plantas superiores gimnosperma; 1,100 de las 15,000 de helechos y aliados;
826 de las 24 mil briofitas; 451 de 16,500 líquenes; y 1,289 de las 170
especies de algas que hay en la Tierra.
Panamá también tiene 146 de las
11,250 especies de peces de agua dulce del mundo; 1,200 especies de las 12,750
de peces marinos; 170 de las cuatro mil de anfibios; 228 de las 6,500 de
reptiles; 930 de las 9,672 de aves; y 232 de las 4,327 de mamíferos.
Otro punto que llama mi atención
es lo que se ha denominado mercadeo verde, utilizado por empresas dentro de sus
programas de Responsabilidad Social Empresarial. Por un lado devastan grandes
zonas boscosas y por el otro nos quieren meter el caramelo de que están
reforestando en otras áreas.
O los locales comerciales en
donde a la vista se ofrecen productos que no son biodegradables. Pongo
ejemplos: en los restaurante Niko’s Café, antes tenían fuentes donde uno se
servía el agua en vasos de vidrio, pero ahora se les ocurrió eliminar las
fuentes de agua (quizá para reducir el gasto de agua limitando este servicio a
los clientes), pero con la nefasta acción de que ahora en la fila uno puede
servirse este líquido pero en vasos plástico.
En el Riko Pollo de Obarrio,
antes uno podía servirse agua en vasos de cartón, pero ahora lo son de plástico.
Sin dejar de mencionar que las comidas "para llevar" se sirven en
envases de foam.
Algunas de las grandes cadenas de
supermercados nos ofrecen como la gran cosa bolsas reutilizable y que el cliente debe
comprar; lo cual promueven intensamente; pero lo cierto es que la solución es
eliminar de una vez por todas el uso de bolsas plástica.
No se trata
de radicalismo, ni “eco-marxismo”; sino de una realidad que a diario nos golpea
y palpamos con calores, contaminación, inundaciones y disminución y pérdidas de
nuestra rica flora y fauna.
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