Por Carlos Camarena Medina
Periodista
No tengo certeza de la fecha en que las instalaciones del Fuerte Amador revirtieron a Panamá (¿1979 o 1980?), pero sí recuerdo -cuando nos bajábamos en El Chorrillo, para ir caminando hasta la Calzada de Amador- la innumerable cantidad de edificaciones, algunas que albergaron oficinas e instalaciones militares o residencias, y hasta dos comisariato, una estación de gasolina y un teatro.
Más de 30 años después, Amador es un extenso solar abandonado, gran parte del césped ha sido reemplazado con amplios estacionamientos, y casi todas las viviendas han desaparecidos (aunque todavía existen varias en muy buen estado, pero deshabitadas).
T.G.I Friday`s y un hotel con vista a salida del Canal de Panamá |
Algunos restaurantes, aún existe el Club de Yates de Balboa (Balboa Yatch Club), el Museo de la Biodiversidad, un centro de espectáculo y, rodeado de una gran cerca, lo que será el Centro de Convenciones Amador. A simple vista, toda el área de lo que fue el Fuerte Amador, se proyecta como área comercial y turística.
Club de Yates de Balboa |
Pero a pesar de todo vale la pena recorrer este espacio ubicado a unos cuantos minutos de la ciudad capital: inicié donde están las oficinas del Ministerio de Seguridad Pública (otrora Autoridad de la Región Interoceánica), hacia el área costera, donde está ubicado el T.G.I. Friday`s y un hotel, para luego doblar por las instalaciones del Club de Yates de Balboa, y el pequeño muelle desde donde salen los botes hacia isla Taboga.
Puente de Las Américas |
Ave marina a orillas de antiguo Fuerte Amador |
De ahí, sigue una extensa vía que bordea la orilla, directa a la Calzada de Amador, en un paisaje dominado por la salida sur del Canal de Panamá y un área desolada, con monte, algunos árboles y edificios en estado de abandono. Y la omnipresente vista del Puente de Las Américas.
Maosoleo de Omar Torrijos Herrera |
Visitar la antigua instalaciones del Fuerte Amador, tiene como atractivo el Mausoleo de Omar Torrijos Herrera, un homenaje a quien firmó los Tratados Torrijos-Carter, que permitieron la reversión de ésta y otras áreas, antes en poder de militares estadounidenses, incluyendo el Canal de Panamá.
Antiguo teatro |
Mientras caminaba, hacía memoria de los senderos que había recorrido, tratando de ver sí aún existía el comisariato y la estación de gasolina donde siempre parábamos a tomar agua, y me encontré con el teatro, en lo que antes era el tramo final, poco antes de llegar la calzada de Amador.
Advertencia a fotógrafos y grafiteros |
En la pared del teatro, un letrero advierte a fotógrafos y grafiteros que no entren porque están siendo grabados, pero no ví ninguna cámara, sin embargo cuando avancé por la vía, que a lo lejos se veía obstruida por chatarras, una voz me alertó que no podía pasar. Un funcionario del Ministerio de Economía y Finanzas (asumo que de la Unidad de Bienes Revertido), muy pendiente del paso de visitantes.
Viviendas en buen estado pero deshabitada |
Luego de sortear el área vedada a los visitantes, me encontré con un gran solar en el que se destacan tres viviendas -abandonadas y en buen estado- rodeada de árboles, una remembranza de las privilegiadas viviendas que habitaron los militares acantonados en tierras panameñas.
Museo de la Biodiversidad |
Un punto imperdible en Amador es el Museo del Biodiversidad, con su espectacular diseño arquitectónico, en una imagen que tiene como marco, la entrada del Canal de Panamá y la ciudad de Panamá.
Calzada de Amador, al fondo la isla Naos |
Caminar la calzada de Amador, ahora a cuatro carriles, con varias estaciones para tomar fotos, pescar, descansar, tomar agua o usar los baños.
Aves, costa, edificios.... |
Área para pescar con vista a la ciudad de Panamá |
Es un extenso recorrido que se disfruta con las espectaculares vistas de la ciudad de Panamá, el cerro Ancón, el vuelo de las aves, o la vista que ofrecen los buques que diariamente transitan el Canal.
Locales comerciales en isla Perico |
O llegar y recorrer las isla Naos, Punta Culebra, Perico y Flamenco.
Ciudad de Panamá |
Vale la pena un recorrido por estas cuatro islas, pero habría que ver hasta dónde llegan las restricciones.
(PD: me quedó pendiente recorrer la vía principal, iniciando en el Ministerio de Seguridad Pública, donde unos metros adelante aún se avista el antiguo comisariato, la extensa avenida que bordea el Figali Convention Center -que no sé sí aún se llama así. Y los restaurante ubicados unos metros antes del Museo de la Biodiversidad)
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