miércoles, 29 de octubre de 2025

Al cerro Ancón



Por Carlos Camarena Medina
Periodista

Cuando a la distancia visualizas el cerro Ancón, puede que te invada una sensación de reverencia, esa que te invade cuando estás ante una catedral, pero basta hacer un recorrido hasta llegar la cima para constatar todo su valor natural e histórico.

Al llegar a Quarry Heights, en la entrada está la garita que rememora la presencia estadounidense en las faldas del cerro Ancón, en lo que fue la sede del Comando Sur, y donde se trazaron estrategias de la geopolítica de los gringos, tanto para Panamá como para América Latina.


La entrada a este complejo se mantiene en hermetismo, pues no se puede pasar y está prohibido tomar fotografías, por lo que hay que caminar por la vía Amelia Denis de Icaza hacia la cima del cerro Ancón, un recorrido que se puede realizar en media hora.

El recorrido se hace en un entorno boscoso rodeando el cerro, con vista al área de Amador, la bahía y la ciudad de Panamá, las áreas revertidas de Balboa, Diablo, Albrook, Corozal, Cárdenas, Los Ríos, Clayton y Paraíso.


La orilla del cerro rebanado, cantera desde donde salieron las rocas que sirvieron para la construcción de las esclusas del canal, la entrada al búnker construido durante la Segunda Guerra Mundial, y cuya salida tiene vista hacia la entrada de la vía interoceánica.
En el camino, alguna iguana, tucán, perezoso y los gallinazos; el rincón donde se testimonia El Chorrillo que inmortalizó Amelia Denis de Icaza en su poesía, Al Cerro Ancón, mientras a lo lejos se escucha el sonido de la bandera agitada por el viento.


Una espectacular vista a las esclusas de Cocolí, Miraflores y Pedro Miguel, el puente Centenario, el puente de Las Américas y el avance del cuarto puente sobre el Canal de Panamá.
En lo más alto, la imponente bandera, la más grande del país ondeando y motivando el orgullo de ser panameño.

Un entorno histórico, con el busto en honor a Amelia Denis de Icaza, la Oda inflexible al cerro Ancón del poeta Demetrio Korsi, y la placa que rememora la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977.


Subir a la cima del cerro Ancón, es un repaso de historia de las luchas nacionalistas, a unos minutos de la ciudad de Panamá, en recorrido que puede durar hasta tres horas.











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