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Por Carlos Camarena Medina
Periodista
Desde lo alto de la torre de lo que fue la catedral de Panamá La Vieja, uno percibe el legado y la grandeza de los griegos y romanos. Han pasado cinco siglos y este poblado, fundado el 15 de agosto de 1519, ha dejado un legado de España, haciéndole un guiño a la grandeza de Grecia y Roma.
El sol de abril acelera la transpiración, pero el clima de la estación seca es el adecuado para hacer un recorrido por el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo, a solas y con paciencia, para captar la mejor imagen. El sol abrasa, las ruinas pasan como retazo de la historia, de lo que fue la primera ciudad fundada por los españoles en el litoral pacífico americano, punto desde donde saldrían las expediciones en busca de riquezas, fantasías y paraísos imaginarios.
Y no es mucho decir, pues con el tiempo, según el historiador Alfredo Castillero Calvo, España se convertiría en la mayor fundadora de ciudades de la historia de la humanidad, “superando con creces a su propio modelo, Roma”.
Cincuenta años después, se habían fundado todas las capitales de Hispanoamérica, la ciudad, pues, es el gran instrumento de articulación espacial, de administración política y aprovechamiento de los recursos materiales de las tierras colonizadas. “Fue también el principal agente civilizatorio. España deviene así en el país urbícola por excelencia. Y en este inmenso proyecto continental ninguna otra civilización se la compara”, precisa Castillero Calvo.
Al llegar al Sitio Arqueológico de Panamá Viejo, impresiona la imponente torre, un ícono que nos identifica y testimonia la fortaleza y visión de los urbanistas de la época: los años, las inclemencias del clima tropical y el descuido y abandono que padeció no han mermado su presencia.
Basta un repaso para recordar que a unos cuantos metros de la torre, había una vía por la cual transitaban miles de autos, que con su ruido, vibración y emanaciones tóxicas, sometían y aceleraban el deterioro de las ruinas.
O la cancha de fútbol que por muchos años funcionó al lado de las ruinas y era normal ver a la gente montada en los muros viendo los partidos. El cuartel militar que operó al lado de la catedral, y el vertedero de basura que funcionaba al otro lado de la desembocadura del río Abajo Parecía que todo conspiraba contra este legado colonial.
Afortunadamente ya esto es pasado, pues las autoridades y sectores privados han dedicado ingentes esfuerzos a conservar y devolverle el brillo al sitio, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Una cubierta de manglares adorna el entorno costero y lo salvaguarda del ímpetu del oleaje, además de dar cobijo a la fauna marina y terrestre. También, sorprende la presencia de una ardilla, un halcón o una iguana a la orilla de los manglares.
Hoy día, el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo es uno de los mayores atractivos turísticos del país, con más de 100 mil visitas al año, cifra que se espera incrementar en 2019, con motivo de los 500 años de fundación.
El recorrido de casi tres horas en solitario por Panamá La Vieja, fue un repaso imaginario y silente de nuestra historia, de las raíces, y de cómo se cimentó lo que hoy día es la ciudad de Panamá.
Son 500 años de historia….¡imperdibles!
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