Foto: Asociación Ambiental de Residentes de Coco del Mar y Viña del Mar (AARCO) |
Por Carlos Camarena Medina
Periodista
Uno de los grandes debates que se registró en los años 90 cuando iniciaba la construcción del Corredor Sur, fue el impacto que tendría el tramo marino que se extiende desde el área del Centro de Convenciones Atlapa, hasta Costa del Este, en las áreas costeras, específicamente los manglares ubicados cerca de Panamá La Vieja y Coco del Mar.
Han pasado más de 20 años, la naturaleza le ha ganado la batalla al desarrollo urbanístico, y hoy día los manglares muestran una imagen saludable, aunque ello no signifique que estén libre de la vorágine desarrollista, tal como sucede con la construcción del proyecto inmobiliario Wind Rose.
En ese sector del corregimiento de San Francisco la comunidad se organizó en la Asociación Ambiental de Residentes de Coco del Mar y Viña del Mar (AARCO), la cual vela por la conservación de esta franja de manglar que se puede divisar desde el Corredor Sur, como testigo del crecimiento registrado durante 20 años.
Para Catia Rojas, Secretaria de AARCO, esta extensión de manglar de unas 3.5 hectáreas, ha logrado desafiar el urbanismo y a pesar de estar altamente intervenida.
El primer desafío fue sobrevivir a la construcción del Corredor Sur, porque la oposición de los ambientalistas se sustentó en el impacto que tendría en todos los humedales de la zona costera de la bahía de Panamá, destacó.
Para aminorar el impacto, en el tramo final del corredor, cerca del Centro de Convenciones Atlapa, se construyeron cajones, que permiten el ingreso de la marea que irriga el bosque de manglar. Rojas destacó que el urbanismo ha impacto negativamente, porque un área tan frágil como estos manglares no tenía una zona de amortiguamiento definida.
“Hemos presentado acciones de carácter administrativo para que en primer lugar se defina una zona de retiro de amortiguamiento, a fin de que se respete a partir de su establecimiento, porque la mayoría de las construcciones del sector datan de los años 80. Entonces en esa época no había tanto rigor, como lo hay ahora, con respecto a estos ecosistemas vitales para combatir el impacto del cambio climático”, agregó.
El esfuerzo legal se concentra en la Autoridad Nacional de Administración de Tierras (ANATI), donde se analiza una solicitud de concesión de un globo de tierra del Estado de 1599.26 metros cuadrados, para exigirle que aplique los conceptos técnicos de la Dirección de Costas y Mares (DICOMAR) del Ministerio del Ambiente (MiAmbiente), que definió el retiro del manglar en 22 metros.
La zona de retiro está dentro de las tierras solicitadas en concesión, por lo que hemos presentado memoriales en ANATI, para que se declare inviable dicha solicitud y cierre el expediente. No fue sino dos años después de presentado el informe DICOMAR-021-2016 de MiAmbiente, y de presionar a ANATI, que la institución solicitó a Inmobiliaria GS del Mar, S. A., lo conducente, afirmó Rojas.
Es decir, el levantamiento de un nuevo plano apegado a los requerimientos de DICOMAR. Hemos solicitado nuevamente que ANATI declare no viable la solicitud y se cierre el expediente, esta vez por incumplimiento en la presentación de un nuevo plano, y estamos a la espera de que ANATI emita la resolución como corresponde, precisó Rojas.
Manifestó que no solo se busca proteger este parche de manglar de los proyectos inmobiliarios, sino de los propios vecinos de Viña del Mar y Coco del Mar, que todavía no tienen claro que la poda no autorizada y la tala de estos ecosistemas costeros son ilegales. Estos manglares están protegidos, bajo la competencia de DICOMAR, por lo que hay que hacer un llamado a los residentes de este sector, para que se abstengan de realizar acciones ilegales en detrimento de estos ecosistemas.
“Los manglares son patrimonio del Estado, nos pertenecen a todos y nadie está por encima ni de la Constitución, ni de las leyes, ni de las normas que protegen a estos sistemas”, destacó Rojas, quien alertó que no solo se tala, sino que se han quemado utilizando químicos. La Asociación ha presentado en dos oportunidades denuncias ante DICOMAR por tala ilegal, y está a la espera de que se apliquen las sanciones correspondientes.
“Los manglares que bordean la costa de Coco del Mar y Viña del Mar son muy necesarios, porque nos protegen. El día que aquí ocurra un evento natural que lleve a que los fondos de marea entren a esas residencias, es cuando van a entender cuan importantes son”, puntualizó.
Un informe elaborado en el 2015 por científicos de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) reveló que el manglar de Coco del Mares reúne un sinnúmero de características que lo hacen singular. La primera, fue destacada por ANCON, cuando suscribe que como todos los manglares, tiene una especie predominante, en este caso, el mangle blanco.
“Es peculiar que esta sea la especie dominante, pues es más común observar como dominante al mangle rojo, y en ocasiones, al mangle negro o salado. Como comunidad natural o ecosistema se puede considerar uno de los ejemplos más raros dentro de una ciudad”, expresa el informe. También, las condiciones de salinidad, régimen de mareas y aporte de sedimentos conforman las condiciones ideales para la aparición de manglar.
ANCON también recomendó que se aclare la situación legal del manglar de Coco del Mar con respecto a la inclusión dentro del Humedal Ramsar Bahía de Panamá y las implicaciones para su conservación y uso.
Rojas, destacó que a través de estos años han logrado dilucidar varias de las recomendaciones de ANCÓN, quedando pendiente para un futuro próximo la inclusión de este parche de manglar, al Humedal Ramsar, con el objeto de protegerlo de forma especial de cualquier tipo de intervención.