Por Carlos Camarena Medina
Periodista
Para Lider Sucre, lo más importante de la
ratificación del Parque Nacional Coiba como Patrimonio Natural de la Humanidad
por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Cultura y la Educación (UNESCO), fue que salvó a esta área protegida, porque la blindó contra la
euforia por desarrollar las costas del país.
“Llegamos justo a tiempo”, destacó Sucre, exdirector
ejecutivo del Museo de la Biodiversidad, exsíndico de la Asociación Nacional para
la Conservación de la Naturaleza (ANCON), organización que comandó cuando se
dio el debate y aprobación, hace cinco años, de la Ley que reforzó la norma que
había creado el Parque (en diciembre de 1991).
El 15 de julio de 2005 viajaba hacia David, y a la
altura de Aguadulce sintonicé RPC Radio para escuchar el noticiero de las cinco
de la tarde, en el cual el primer titular anunciaba que la UNESCO había declarado a
Coiba como Patrimonio Natural de la Humanidad. Llamé a ANCON para enterarme que
hacían los contactos para dar declaraciones en los noticieros, por lo cual
accedí a colaborar.
Canal 13 accedió a entrevistar a Sucre, pero
para ello debía ir a las instalaciones del Consejo de Rectores (ubicado en Albrook), donde este
medio tenía una unidad móvil que cubría lo relacionado con las reformas a la
Caja de Seguro Social. Gracias a las diligencias del colega Alfredo Molina se
hizo una entrevista que duró más de 4 minutos en el noticiero estelar. Un
logro.
Esta siempre ha sido noticia, En 2008 varios
diputados colaron un camarón para eliminar el artículo 11 de la Ley 44 de 2004
que creó el Parque, a fin de que barcos atuneros pescaran con redes de cerco en
una extensa zona del Pacífico panameño; pero las presiones de organizaciones
ambientalistas hicieron que se corrigiera el error.
Para Sucre la Ley de Coiba fue “un logro muy
importante”, porque el área marina protegida más grande de Panamá y una de las
más extensas de Mesoamérica, resguarda la isla boscosa tropical aún deshabitada
más grande que queda en el continente, y ampara casi el 60% de especies de
peces únicas, endémicas, que sólo existen en la costa pacífica tropical entre
México y el norte de Perú.
También, desapareció la amenaza que rondaba desde
2002, ser destino hotelero y de resorts, un mal negocio para Panamá, porque lo
mismo ofrecen algunas islas del Caribe; cuando ningún país americano tiene algo
que se acerque a lo hay en Coiba: una isla casi tan grande como Singapur,
prístina y despoblada, un paraíso que se salvó.
Por ello “llegamos justo a tiempo”, ya que dos o
tres años más tarde, con la euforia por desarrollar costas panameñas con
esquemas de turismo y viviendas de recreo muchas veces inapropiados, “hubiera
sido mucho más difícil mantener la naturaleza pristina y salvaje del Parque que
asegura la ley, y que es precisamente la que da a Coiba un atractivo tan
poderoso y que está teniendo un impacto tan positivo en la industria turística nacional”,
precisó
Sucre expresó su alegría por la restitución del
artículo 11 de la Ley 44, porque además de las consideraciones de conservación,
el Parque asegura atún para pescadores artesanales, cuya actividad genera más
ganancias por libra de atún exportada, además de distribuirlas entre más
personas
También, tiene relevancia más allá del Parque y
refleja la filosofía de las áreas marinas protegidas: existen para que siempre
haya pesca, porque son santuarios, refugio, sitio de reproducción y dispersión
de peces que se agotarían por la sobrepesca.
¿El desarrollo turístico de alto impacto amenaza el
Parque? En los próximos cinco años no se permitirá la construcción de
instalaciones hoteleras en Coiba, mientras que el Consejo Directivo de esta
reserva recomendó que no se hiciera hasta fortalecer los mecanismos de
vigilancia y protección del parque.
Sucre dice que por ahora no cree que exista tal
amenaza, “pero siempre veo la vida a través de un filtro optimista”.
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