Carlos Camarena Medina
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Trabajar con comunidades que habitan en la cuenca del Canal representa el reto de orientarles para que utilicen de manera adecuada los recursos naturales, a fin de garantizar su subsistencia, la protección de la cubierta boscosa y por ende garantizar la producción de agua de buena calidad.
Sobre todo porque, sin ofrecer alternativa alguna existe la tendencia o la idea de achacar la responsabilidad por la deforestación a personas que habitan comunidades cercanas a las áreas boscosas, de donde extraen recursos para satisfacer sus necesidades básicas de alimentos y viviendas.
En ese sentido, durante cinco años, la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) y la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA), realizaron actividades conjuntas en el sector del lago Alajuela, a fin de ofrecer a las comunidades herramientas que le permitan modificar y mejorar sus tareas productivas.
La ministra en asuntos de Ambiente y administradora general de la ANAM, Lucía Chandeck C., destacó que gracias a este esfuerzo se establecieron vínculos de trabajo con 14 grupos comunitarios, a los cuales se les dotó de parcelas, sistema de riego, rancho de reuniones, depósitos de herramientas y se difundieron técnicas de producción que toman en consideración la asociación de cultivos, utilización de abonos orgánicos y métodos de conservación de suelos.
Durante cinco años, participaron unas 160 familias y un total de 500 personas en las provincias de Panamá y Colón; y se benefició a las comunidades Victoriano Lorenzo, Tranquilla, Peñas Blancas, Quebrada Ancha, San Juan de Pequení, Mono Congo, Quebrada Fea, Chilibrillo y Quebrada Benítez; además de Boquerón Arriba, Boquerón Abajo, Santa Librada, Madroñal, Nuevo Vigía, Santa Cruz, Salamanca y Salamanquita.
Se trató de un proyecto muy interesante, que llevó a las comunidades en la cuenca del lago Alajuela nuevas formas de producción amigables con el ambiente, que ayuden a evitar la deforestación y sedimentación, según explicó la administradora de ANAM.
Todo ello con la aplicación de nuevas técnicas para que cultiven en la cuenca de ríos y lagos, para consumo y venta, de manera sostenible.
El jefe del grupo de la misión japonesa, Hiroaki Endo, destacó la colaboración que hubo entre los técnicos de ambos países, además del nivel de desarrollo alcanzado por las comunidades participantes del proyecto en esta etapa.
La cooperación entre Japón y Panamá en el escenario del manejo integrado de cuencas se inició en 1995, año en que la misión japonesa estableció el Centro de Capacitación en Río Hato, seguida de una segunda fase en la comunidad de El Cacao, y una tercera etapa en el sector oriental de la cuenca del Canal de Panamá, alrededor del lago Alajuela, en poblados de las provincias de Panamá y Colón.
Esta importante labor permitió que la ANAM, con la cooperación técnica JICA, haya desarrollado proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de los pobladores, a la vez que se conserva el ambiente y que toma como área de acción las cuencas hidrográficas.
Son proyectos que se han caracterizado por la utilización de métodos de planificación participativos, que han encontrado gran aceptación entre la población y alcanzado impacto positivo.
Y que sin duda elevará la calidad de vida de las personas que habitan comunidades cercanas al lago Alajuela, y garantizará un mejor futuro para ellos y los que dependemos de los bienes ambientales, como el agua potable que bebemos todos los días.
*PERIODISTA.